Hola a tod@s:
Dedico la columna de hoy a las personas que recientemente estuvieron de cumpleaños: Claudia Dipp, el aniversario de JCI Bonao, mi prima Giselle, Yohemmy Martinez, Alexander Tavarez, Jaideep Vachali y en el día de hoy José Manuel Bueno. Me uno al dolor del Sr. Odalis Rodríguez y su familia quien es el mentor de esta columna por la muerte de su abuela la Sra. Cristina Rodríguez, paz a sus restos, así también me uno al dolor de la Rafaelina Valdez y su familia, por el fallecimiento de su suegra, paz y consuelo para ellos. Agradezco los hermosos comentarios que me inspiran a escribir de: Elizabeth Marte, Nelly Ramos, Yissel Yangüela, y lo seguidores de Facebook y Twitter, para todos los seguidores de esta columna muchas bendiciones.
Hoy hablaremos de la importancia de la conciencia materna y paterna en el ser humano, para lograr su salud y madurez mental, lo cual será básico para aprender amar, basado en el libro el Arte de Amar del psicoanalista Erich Fromm. Eventualmente, la persona madura llega a la etapa en que es su propio padre y su propia madre, logrando tener una conciencia materna y paterna.
La conciencia materna nos dice: “No hay ningún delito, ningún crimen, que pueda privarte de mi amor, de mi deseo de que vivas y seas feliz”. La conciencia paterna dice: “obraste mal, no puedes dejar de aceptar las consecuencias de tu mala acción y especialmente debes cambiar si quieres que te aprecie”. Las personas maduras han elaborado una conciencia materna sobre su propia capacidad de amar y una conciencia paterna fundada en su razón y discernimiento. Aprende amar su conciencia materna y paterna a pesar de que ambas parecen contradecirse mutuamente.
Si un ser humano conservara solo su conciencia paterna, se tornaría áspero e inhumano. Si retuviera únicamente la conciencia materna, podría perder su criterio y obstaculizar su propio desarrollo o de los demás. En ese desarrollo de ambas conciencia se centra la base de la salud mental y el logro de la madurez
.
La semana próxima veremos las dificultades que se presentan cuando solo desarrollamos una de las conciencias y no equilibramos ambas conciencias la materna y la paterna.
Mi reflexión personal de esta semana, tiene que ver con la décima séptima lección de vida, autoría del Sr. Miguel José Moya, a la que agregaré mis sugerencias. La lección # 17: Los puentes: en la vida a veces hay que cruzar y transitar por ellos y algunos momentos nos sirven los puentes para retornar y empezar de nuevo. Hoy leía en el libro de meditación diaria Manantiales en el Desierto, un texto que sintoniza con este reflexión, y habla sobre los recursos admirables que Dios tiene para sus hijos a los cuales nunca abandona, y que si no dudamos muy pronto, nuestras pisadas han de dirigirse hacia un camino más esplendoroso. Dios siempre nos tenderá puentes en los momentos difíciles de pruebas y dificultades y nos dará las fuerzas necesarias para cruzarlos.
Les dejo una frase bíblica para meditar: “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Toda rama que no da fruto en mí la corta. Y toda rama que da fruto la limpia para quede más fruto”. Juan 15:1.
Entren a este link con derecho de autor pues lo encontré en una página publica la hermosa canción de nuestro cantautor Juan Luis Guerra, con el tema Las Avispas, cuyas letras dicen que tengo un Dios admirable en los cielos, y el amor de su Espíritu Santo, por su gracias soy un hombre nuevo, entren a http://www.youtube.com/watch?v=gtz4m_5DQ_0
Feliz resto de la semana y muchas bendiciones,
Marisol
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