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Margaret estaba decidida a vivir en Nueva York. Camino al
aeropuerto contemplando el hermoso paisaje del mar, lugar que siempre le daba
mucha paz y la llenaba de energía, recordó cómo siempre algunos caminos y
sucesos la conectaban con personas de su pasado. Buscando ese día un álbum de
fotos, pensar que eso ya no se usa que ahora todo es digital, encontró esas
fotos memorables de su infancia y de sus amigos de aquella época junto a una
vieja agenda telefónica, pues ahora con los teléfonos inteligentes y demás
herramientas ya no es necesario usarlas.
Casualmente tengo el teléfono de alguien aquí en New York
que pudiera ayudarme con esta decisión, al escuchar el timbre, mi corazón late
fuerte, no es posible que todavía esto me pase, pero así de traicionero es el
corazón.
· -Hola -me
dicen desde el otro lado.
· -Hola, es
Margaret, ¿cómo estás?
· -¡Oh!…
Margaret, que bueno escucharte ¿Ya llegaste? ¿Sí? ¿Qué has pensado, te quedas a
vivir aquí? Yo me he adaptado muy bien, todos los días en Nueva York, hay
fiesta y diversión, ¡te va a encantar esta ciudad!
NO SE LO PIERDAN!
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